26.11.2020 Antonio
Aradillas
A la fervorosa y
pordioseante petición de sus discípulos a Jesús, formulada con el evangélico
“enséñanos a orar”, el Maestro por antonomasia les contestó con la recitación
del “Padrenuestro”, como una de las concreciones más religiosas y sublimes que
puedan idearse “así en la tierra como en los cielos”.
Desde tan históricos
momentos, los cristianos no han dejado un solo instante de acompañar sus
relaciones con Dios, en Cristo Jesús, sin desgranar todas y cada uno de las
peticiones contenidas en las versiones del “padrenuestro”,
ofrecidas en los textos de los santos evangelios. Esta oración es la más
“rezada, orada y contemplada” en el orbe católico, con sagrada reverencia por
parte de los fieles de otras adscripciones religiosas. El número
de “padrenuestros” con los que la humanidad entera se dirige a Dios, y que se
estarán pronunciando en los instantes en los que se leen estas reflexiones,
rozará la infinitud.
Y es en este contexto en
el que se sitúa y presenta el libro “Rezar,
orar, contemplar”, publicado por “Edibesa”, en su
colección “Tu rostro buscaré”, con sus 132 páginas, cuya síntesis es la
siguiente: ”A veces empleamos el verbo “orar” como si se tratase de una acción
concreta y determinada. Sin embargo, es todo lo contrario. Pocos verbos hay más
flexibles que este, porque podemos orar de muy diversos modos, dependiendo de
las circunstancias en las que vivamos, de nuestras cualidades y, claro está, de
la voluntad de Dios, que es nuestro interlocutor. Por eso, cuando una persona
afirma que no se le da bien orar, nosotros podemos preguntarnos ¿conocerá esta
persona el modo de orar que mejor se adapta a ella? “
El libro trata de
ofrecernos diversos modos de relacionarnos con Dios, para que podamos encontrar
la forma y manera más adecuada para todos y cada uno de nosotros, en la
diversidad de circunstancias de lugar y de tiempo. Su autor, Fray
Julián de Cos, es fraile de la Orden de Predicadores –dominico- y, a la vez
que doctor en Teología, es ingeniero técnico forestal y licenciado en
filosofía, impartiendo clases de formación religiosa en la Pontificia Facultad
de Teología de san Esteban de Salamanca.
El planteamiento del libro
es realmente didáctico y asequible, por lo que a cualquier
lector le resultará fácil descubrir y practicar “los modos de relacionarse con
Dios” que ofreció y ofrece la Iglesia.
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