Los sacerdotes que se unen a la Orden de este modo, queriendo ser parte de la Familia Dominicana, «buscan vivir plenamente el espíritu de Santo Domingo» y caminan hacia «una vida apostólica más perfecta», de modo que a través de la contemplación asidua de Dios, unida al estudio continuo de las Sagradas Escrituras, a la oración ferviente y a la pobreza voluntaria, reafirman su fe y su espíritu apostólico en un compromiso por la salvación de «toda creatura» hasta «los confines de la tierra». (De la Regla de las Fraternidades Sacerdotales de Santo Domingo)
El sacerdote diocesano dominico vive una vida consagrada a Dios no sólo por su bautismo y su ordenación sacerdotal sino también por medio del espíritu y la misión de la Orden de Predicadores. El sacerdote permanece bajo la jurisdicción de su Ordinario, pero entra en una relación nueva con la Orden y son sus hermanos sacerdotes de la fraternidad. Tras su promesa solemne de vivir de acuerdo a la Regla de las Fraternidades Sacerdotales de Santo Domingo por el resto de su vida, se convierte en miembro de la familia Dominicana. El sacerdote recibe una gracia especial por medio de su profesión para vivir una vida guiada por el espíritu dominicano de contemplación, armonizada por el estudio teológico y la oración, todo esto unido a un celo apostólico por predicar la Buena Nueva.
El sacerdote, de modo concreto, se convierte en miembro de un capítulo, es decir, de una fraternidad local unida a un convento de frailes, participando en reuniones periódicas con otros miembros de la fraternidad para compartir, vivir jornadas de reflexión y profundizar en el diálogo y el estudio teológico. Gracias a la riqueza de este nuevo modo de vida, bajo la orientación de la Regla de las Fraternidades y del directorio particular de su capítulo, el sacerdote tiene la oportunidad de crecer en su vida personal de oración y de buscar una mayor perfección espiritual.
Además comparte los beneficios espirituales de ser miembro de la Familia Dominicana y colabora con los frailes, las monjas, las hermanas, los laicos y otros miembros de la Familia Dominicana desde su vida y ministerio al interior de la diócesis.
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