23/01/2021

TRAS LOS PASOS DE SANTO DOMINGO (2)
ENERO 2021

        En enero de 1221, estando en Roma, recibe el ofrecimiento del señor Rainiero Rustichini para hacerse cargo de una obra benéfica en Siena. Se trataba de una hospedería o albergue para personas en riesgo de exclusión social, atendida por una señora viuda y tres monjas en unas dependencias de laiglesia de Santa María Magdalena de la hermosa ciudad. Domingo no pudo menos que recordar aquellos años entre 1195 y 1197, que el hambre asoló Palencia y él mismo donó todos sus bienes para crear una fundación de ayuda a los damnificados. O cuando en 1214, predicando en Toulouse, se encontró con un grupo de muchachas prostitutas y las recogió de la calle, dándoles un estatus de comunidad religiosa. ¿Cómo un hombre tan sensible a las necesidades y penurias ajenas iba a desentenderse de aquel ofrecimiento? Lo aceptó. Envió a fray Rodolfo y a fray Benito a Siena para hacerse cargo de aquella obra piadosa y, de paso, formar una comunidad para la predicación.

        En San Sixto las obras van avanzando. Pero los religiosos viven en extrema pobreza. Predican sin descanso; visitan a las monjas para ultimar el proceso de reforma; gestionan mil cosas; pero para comer tienen que mendigar. Por dos veces al reunirse en el refectorio, se encontraron con que la despensa estaba vacía. El procurador de la comunidad informa a Domingo de la eventualidad. Todo están famélicos y tristes. Domingo les pide que se sienten. Y, sin saber cómo ni de dónde, dos muchachos entran y sirven pan en abundancia a los hermanos que quedaron saciados y satisfechos. O, como dice sor Cecilia, muy consolados. Domingo lo pone todo en manos del Señor y su confianza no tiene límites, como tampoco su semblante alegre y, a la vez, preocupado por el bien de todos.

    


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