05/02/2021

TRAS LOS PASOS DE SANTO DOMINGO 3

    Cecilia era una muchacha de 17 años cuando conoció a Santo Domingo. Era una joven monja de Santa María in Tempulo. Domingo entró al monasterio para intentar cumplir con el mandato del papa: reformar las monjas de Roma. Honorio III quería que en la Ciudad Eterna se pudiera reeditar una Domus Praedicationis como aquella que, desde 1206, era la raíz y alma de todo un proyecto de Iglesia, y  así se lo expresó a las monjas de Prulla y a los railes de Toulouse en una carta. El mismo Domingo le contó al papa que en 1218 había creado en Madrid una casa semejante a Prulla. Y Honorio III soñaba con algo así en su diócesis.

    Sor Cecilia cuenta que Domingo había venido muchas veces a visitarlas. Les hablaba con dulzura y firmeza a la vez. Y con convicción. Es un varón evangélico. Y a las personas que tienen como fuente vital el seguimiento de Jesucristo, se les nota que no fingen ni pretenden comer el coco a nadie. Domingo ofrece a aquellas hermanas, atadas a sus oropeles familiares, optar por una vida cristiana verdadera. Hubo quienes, al principio, se resistieron. Pero Domingo tiene un especial atractivo... tiene la empatía del apóstol y el don de conmover hasta la adhesión.

    Es sabido que Domingo tiene una especial sensibilidad hacia los más vulnerables. Y más aún hacia aquellas personas que están prisioneras y vejadas en su libertad. Sorprende que sor Cecilia diga que el predicador no imponía, sino que proponía una opción evangélica asociada a la vida de los apóstoles. Varias veces visitó a aquellas hermanas prisioneras de los caprichos de sus familias, de las deudas inmobiliarias (sobre ellas pesaba una hipoteca imposible de pagar) y, sobre todo, prisioneras de sus miedos. Cuenta sor Cecilia que Domingo superó con creces esos miedos. 

    Las monjas sabían que si querían resucitar de sus mediocridades tenían una gran oportunidad que la Iglesia les ofrecía. Pero osaron tentar al Espíritu Santo: "este icono lleva aquí desde el siglo VII; aceptamos tu propuesta y ser trasladadas a San Sixto pero si el icono regresa a su casa, como ya hizo milagrosamente en otras dos ocasiones, nos desvinculamos del compromiso". Domingo debió de mirarlas con una compasión infinita. Y aceptó el reto. Aún así, dejó pasar unas semanas para que las hermanas pudieran orar y reflexionar sobre su decisión. Bien sabía lo que se hacía.



Restos de Santa María in Tempulo (Roma)

El icono llamado Madonna di san Sisto
el icono que estaba en Santa Maria in Tempulo
y fue trasladado por Santo Domingo
Se trata del icono más antiguo
que representa a la Virgen María.



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