La situación COVID19, si bien limita mucho las actividades, no impide que la Fraternidad Sacerdotal de Santo Domingo de España siga creciendo. El pasado día 3 de diciembre, en el Monasterio de Santo Domingo el Real de Madrid, fundado por Santo Domingo en 1218, tuvo lugar la profesión y la vestición del hábito de Santo Domingo de tres sacerdotes. La comunidad de monjas fueron testigo de la celebración, así como algunos pocos seglares que pudieron compartir el acontecimiento. Varios hermanos de la Fraternidad y el promotor provincial, Fr. Francisco Fassio, pudieron desplazarse y hacerse presentes para la ocasión, si bien el resto de miembros estuvo presente de corazón y a través de las redes sociales.
Presidió la celebración el prior de la Fraternidad, Dn Carmelo Lara Ginés. En sus manos profesaron como miembros de la Fraternidad Sacerdotal de Santo Domingo de España D. José Angel Ruíz Morán (diócesis de León) y Dn. Javier Marquínez Marquínez (diócesis de Terrassa). Por su parte D. Joan Ferrero Mora (diócesis de Terrassa), tras completar un primer período de prueba y conocimiento mutuo, inició la etapa de noviciado con el rito de la vestición del hábito.
El Prior recordó el don que supone para la Iglesia y para la Orden de Predicadores el surgimiento de la Fraternidad Sacerdotal de Santo Domingo en España. Valoró cómo el Señor ha ido conduciendo los pasos de cada uno de los sacerdotes que, libremente, y desde una escucha atenta de la voluntad de Dios sobre su vida, se adhieren al proyecto apostólico representado por Domingo de Guzmán. Recordó también, que se trata de un compromiso con Dios y con la Iglesia para vivir el carisma de la predicación que es un estilo de vida para ser mejores sacerdotes en la Iglesia y para la extensión del Reino de Dios. También subrayó que este don de la gracia pide una constante actualización, pues la fraternidad se construye desde las relaciones personales y comunitarias, así como desde la misión compartida. Subrayó que los miembros de la Fraternidad Sacerdotal de Santo Domingo pertenecen verdadera y efectivamente a la Orden de Predicadores y aportan, desde su peculiar vocación, la diocesaneidad del ser Iglesia, donde la predicación se hace cotidiano servicio al Pueblo de Dios.
Al término de la celebración eucarística, todos los hermanos reunidos, más los acompañantes, e incluso la comunidad de monjas, se desplazaron procesionalmente hacia la pila bautismal de Santo Domingo, que allí se conserva, cantando la Salve Regina y el O Spem miram. Dos cantos emblemáticos, máxime en la proximidad del comienzo del VIII centenario del tránsito de Santo Domingo. Que él siga bendiciendo la Fraternidad Sacerdotal de Santo Domingo de España y que pronto puedan realizarse los ritos de acogida de los sacerdotes candidatos que han solicitado entrar en ella.
A pesar de ser un encuentro breve, fue muy gozoso y esperanzador. Todos agradecieron a las monjas su afectuosa acogida y acompañamiento. Sin duda ninguna, son para los sacerdotes de la Fraternidad verdaderas hermanas y amigas.
Cantando la Salve y O Spem miram ante la pila bautismal de Santo Domingo
Foto de familia. Faltan muchísimos. Cosas del COVID19 (el nuevo nombre del demonio)
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