Una vez que San Sixto y Santa Sabina están fundados, como un todo, a ejemplo e imitación de Prulla, Domingo de Guzmán se encamina hacia Bolonia. Previamente, había enviado a todas las comunidades ya formadas una carta convocando el II Capítulo General para Pentecostés.
El Primer Capítulo General se celebró en 1220, en Bolonia. Ciudad muy querida para Domingo por muchos motivos, especialmente por la repercusión internacional que tenía aquel lugar universitario. Soñaba con que también allí se formara una comunidad de hermanas contemplativas, como complemento, a imitación de Prulla, de Madrid, de San Esteban de Gormaz y ahora en Roma. En 1220 se había definido lo que se ha dado en llamar la Carta de Predicación: los fundamentos de lo que es la Orden de Predicadores en general y el modelo específico de los religiosos. Ahora, en 1221, el fundador sabía que había que consolidar pues las comunidades se multiplicaban por toda Europa a un ritmo muy acelerado.
Los pasos de Domingo se dirigen primero hacia Florencia. Donde ya hay una comunidad que está creciendo. Allá está sor Bene, aquella mujer convertida por su predicación y que ahora es religiosa. Una mujer entrañable a la que Domingo y los religiosos de Florencia asisten con afecto. Domingo siempre es fiel en su amistad y en su acompañamiento como sacerdote.
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