29/03/2020

   Hoy es Domingo V de Cuaresma. Una Cuaresma especial y diferente. Un verdadero ejercicio de penitencia y de búsqueda interior. Con el ayuno de tantas cosas que nos parecían imprescindibles; con la limosna de la solidaridad y el civismo; con la plegaria intensa y hecha desde el secreto del alma y la comunión de las almas, en Espíritu y en verdad. Hoy es Domingo de Pasión, verdadero pregón de Semana Santa. Será una Semana Santa diferente: silencio, experiencia de dolor, deseo de servicio y amor, ansias de conversión eclesial, experiencia de entrega; experiencia de muerte y oscuridad... anhelo de Resurrección... anhelo de Dios. Jesús está con nosotros. Delante de nuestros miedos y zozobras. Lazaro desde su sepulcro escuchó su voz y no dudó en levantarse y salir a la luz. Marta y Maria sabían que solo Jesús puede salvar. Todos los demás dudaban o simplemente lloraban e incluso criticaban. Pero Lázaro salió de un sepulcro y dio testimonio. Pero aún tenía que pasar algo más extraordinario. Jesús mismo prestaría un servicio impagable, un amor por encima de todo amor. Pero de eso hablaremos en la Semana Santa. Lo anuncia el profeta Ezequiel. Y San Pablo advierte de que hace falta mucho coraje y un cambio radical. Una transformación. Pero de ello hablaremos... lo contemplaremos... en la Semana Santa desde una experiencia de silencio y “sepulcro” completamente inesperadas.


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